Ver claro no siempre es ver sano: la historia de Luis y su diagnóstico a tiempo
- Jairo Morfin
- 27 may
- 3 Min. de lectura
Durante una campaña de salud visual en una empresa, conocimos a Luis, un joven colaborador de poco más de 20 años. Su motivo de consulta parecía común: revisión anual de graduación. Había tenido cambios constantes en la receta de sus lentes en los últimos años, aunque siempre lograba alcanzar una agudeza visual perfecta de 20/20.
Pero esta vez, algo llamó la atención de nuestros optometristas.
Luis tenía nuevamente un cambio significativo en su graduación, sobre todo un aumento de miopía y astigmatismo. Aunque seguía viendo bien con corrección, los datos no cuadraban con un patrón típico de evolución visual. Con buen criterio, lo derivaron a consulta conmigo para una valoración más profunda.
En el consultorio realizamos estudios complementarios: queratometría, topografía corneal y paquimetría. Y ahí estuvo la respuesta: queratocono progresivo, una enfermedad que, si no se diagnostica y trata a tiempo, puede comprometer gravemente la visión.

¿Qué es el queratocono?
El queratocono es una enfermedad progresiva y no inflamatoria de la córnea en la que esta se adelgaza y se deforma, adoptando una forma cónica. Esto genera una visión cada vez más distorsionada, debido a un aumento anormal del astigmatismo irregular y la miopía.
Algunos datos clave:
Aparece típicamente entre los 10 y los 25 años, con progresión que puede durar hasta los 30 o 40 años.
Suele afectar ambos ojos, aunque de manera asimétrica.
En etapas avanzadas puede requerir el uso de lentes de contacto rígidos o, en casos graves, un trasplante de córnea.
Se estima que afecta a aproximadamente 1 de cada 2,000 personas, aunque algunos estudios recientes sugieren que podría estar subdiagnosticado, especialmente en países donde no se realizan estudios topográficos de rutina.
Crosslinking: una revolución en el tratamiento
Hace algunos años, el diagnóstico de queratocono era una sentencia de evolución inevitable. Hoy, gracias a los avances médicos, contamos con una herramienta sumamente efectiva: el crosslinking corneal.
Este tratamiento consiste en aplicar vitamina B2 (riboflavina) en la córnea, seguida de exposición a luz ultravioleta. Esta combinación fortalece las fibras de colágeno de la córnea, deteniendo la progresión de la enfermedad.
Lo más importante es que solo funciona si se detecta a tiempo. Una vez que hay daño estructural severo o cicatrices, ya no se puede revertir.
La importancia de una simple revisión
Luis tenía la vista perfecta con lentes. Sin síntomas. Sin molestias. Y sin embargo, su córnea estaba cambiando en silencio. Gracias a la atención de nuestros optometristas, se pudo hacer el diagnóstico en una etapa temprana. Hoy, tras su tratamiento con crosslinking, su visión está estabilizada, sin necesidad de lentes especiales ni cirugías mayores.
Esto subraya un mensaje clave: una simple revisión a tiempo puede evitar años de deterioro visual.Especialmente en jóvenes, cuando los cambios de graduación son frecuentes, no debemos dar por sentado que “así es su vista”. Detrás de un aumento de astigmatismo puede estar una enfermedad progresiva que, si no se detecta, puede llevar a una discapacidad visual permanente.

Recomendaciones finales
🔹 Si tienes entre 10 y 30 años y has tenido cambios frecuentes de graduación, especialmente de astigmatismo, acude a un especialista.
🔹 Las revisiones oftalmológicas completas, con topografía corneal incluida, no son solo para quien ve mal. También son para quien ha notado cambios leves, o incluso para quien no ha notado nada.
🔹 El diagnóstico temprano es la diferencia entre usar lentes y necesitar un trasplante de córnea.
Luis sigue trabajando, viendo perfectamente y con una historia que pudo haber sido otra si no hubiera llegado a tiempo. Ese es el poder de la prevención. Ese es el valor de una revisión oportuna.
Porque ver claro no siempre significa estar sano.Y la salud visual, en los jóvenes, no es algo que debamos dar por hecho.
Comments